¿Dónde está George Washington?
Ayer al atravesar el parque Monroe, como hago todos los días, me fijé en una pequeña plaquita olvidada en mitad del parque:
No se ve excesivamente bien, pero dice: "En memoria de George Washington este árbol fue plantado por las Hijas del Bicentenario de Cincinnati 1932". No sé quienes eran (o son) estas señoritas, pero lo que está claro es que del árbol no queda nada. Imagino que el espíritu de George Washington de alguna forma estaba en el árbol y, naturalmente, no pudo aguantar el comprobar en qué se ha convertido el país que él ayudó a fundar. Tuvo que morir, y nadie se preocupó de solventar el entuerto plantando otro árbol para recordar al padre fundador. Quizá es porque los que mandan en EEUU no quieren recordar el espíritu que fundó su país. En vez de continuar con ese espíritu, ser la avanzadilla en la búsqueda de los derechos de la gente común, como lo fueron los fundadores del país, se empeñan en ser todo lo contrario. Es especialmente triste en una ciudad tan ligada a la historia americana.
Además, no es el único ejemplo. En otro rincón de la ciudad está el sitio donde se recuerda lo que fue otro de los logros de aquellos hombres:
EEUU fue uno de los primeros países, si no el primero, en el que se decretó la libertad religiosa. Resumiendo, que al gobierno no le interesa lo que creen los ciudadanos y no debe interferir. Es curioso recordar que eso ocurrió aquí antes incluso de la Revolución Francesa.
Ahora el Presidente de los EE.UU. promulga leyes como la Patriot Act (en inglés), que limita los derechos civiles con la excusa de combatir el terrorismo. Lo pinten como lo pinten, son pasos atrás en un país que fue de los primeros que los dio hacia adelante.
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