lunes, 23 de abril de 2007

El muro


Cuando era pequeño si oía hablar de un muro, la primera imagen que me venía a la cabeza era el Muro de Berlín. Luego empecé a desarrollar cierto gusto por la música y muro ya podía ser, o el Muro de Berlín, o The Wall, de Pink Floyd. Cuando cayó el Muro de Berlín y Roger Waters tocó The Wall completo por última vez, mis dos referentes de muro pasaron a ser parte del pasado.

Ahora nuestro amados políticos han puesto las cosas en su sitio y tengo muros para hartarme. Está el muro de los israelíes en Palestina; el muro que Bush quiere construir en la frontera con México; el muro en la frontera de Melilla y, por si faltaba alguno, esta semana aparece la noticia de que el ejército americano quiere hacer un muro rodeando un barrio suní de Bagdag. Parece que la cosa está de moda.

No sé cuál será el muro que recuerde un niño que nazca ahora. Yo creo que ya estoy demasiado mayor para crearme nuevos símbolos. Además, creo que ya he creado mi propio muro para aislarme de lo que no me gusta. El problema es que, como todos los muros, no sólo me aísla de lo que no me gusta, sino también de lo que me podría gustar...

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